Conejito y Conejita tenían una casita.
Con su ventana y su puerta,
su jardincillo y su huerta.
Donde no faltaba nada:
coles, nabo y ensaladas.
En Septiembre y en Abril
un trozo de perejil.
Un arrollo que murmura
les da en verano frescura.
Y un árbol de tronco eterno,
leñitas para el invierno.
¡Cuál no fue su sorpresa
cuando nació Conejín!
Era la cuna del pimpollo
hecha con hojitas de repollo.
Y un rabanito le mete su mamá como chupete
que era tanta su hambruna,
que se tragó el chupete y la cuna!
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