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domingo, 1 de diciembre de 2013

Speechless...

Me separé hace ya 4 años el próximo abril.
Lloré todo lo que puede llorar una mujer enamorada a la que terminan de un día para otro y sin previo aviso. Sufrí, tuve pena, lo pasé mal, pésimo,  pero hace rato que es etapa 100% superada, hace mucho rato.

Aun cuando se supera hay daños colaterales que quedan, siempre... ahí están. 

Uno de ellos:  "Las fechas importantes"... ellas vienen, cada año, a hacerte el recordatorio. Como una gran cicatriz que te recuerda el accidente. Los cumpleaños, las Navidades, Año Nuevo, las actividades del colegio de la peque, vacaciones... "con quién le toca este año la Navidad?"... "ah no, tu el año pasado , yo este"..."tu vacaciones en Enero, yo en febrero"..  bullshit!!!  

Pero igual, igual, pasa. Se recuerdan los primeros años y ya luego es parte del día a día. 

Sin embargo hay algo que es, simplemente, imposible de superar. 

Por falta de oportunidad y no por ganas, aún no vuelvo a encontrar pareja. No hay tiempo para encontrar a alguien a quien pueda incorporar al día a día, en mi vida, en la de mi hija, por lo tanto mi familia somos mi hija de 7 años y yo. No hay más. 

Creo que no he sentido dolor más grande que el ver a mi hija que llora y viene hacia mí, me abraza y me dice "quiero una familia, con una hermana y un papá aquí en mi casa, mamá yo quiero una familia!". 
Díganme... qué chucha se hace en ese minuto si no ponerse a llorar, intentando disimularlo y decirle a tu pequeña, a la que no dejas de abrazar, que su familia simplemente es diferente, es pequeñita  y que ya llegará alguien para volver a formar la familia que ella (y yo) tanto añoramos.  Que nadie reemplazará a su papá (tema!), que ojalá llegue alguien con hijos para formar una familia grande y bulliciosa, con quienes compartamos, nos riamos y disfrutemos todo lo que hacemos las dos, pero solas. 

He tenido muchos logros laborales, tengo una buena pega y un buen sueldo, creo ser una mamá y una mina la raja, pero en esos minutos, que parecen una eternidad,  me siento morir!, me siento la fracasada más grande de la vida y pienso que todo lo que he logrado es una mierda... he fracasado en algo básico, en algo que no debería faltar nunca,  no he logrado darle a mi hija lo que ella más añora en su pequeñita existencia ... "una familia".  


Lloro, tengo pena... me voy a dormir.

lunes, 25 de noviembre de 2013

Otro como yo...

Hasta hace unos días pensé que era la única.
Era obvio que no lo era, debían existir otros/as como yo  dando vueltas por ahí y cuestionándose hasta el aire que se respira. Los  imaginaba como algo abstracto, algo que siempre creí, pero de lo que nunca tuve certeza... hasta que supe, por twitter, de este tipo.

Solo ahora que escribo sobre él averiguo su nombre: Pablo Ramdohr. Edad: desconocida, Profesión: químico algo. Más antecedentes: ni idea. Tema en común: Su mente rota. 

Resumen, el tipo se suicidó tomando ácido blablabla y dejó su twitter programado para avisar sobre su decisión.  "Un cobarde" es con seguridad lo que muchos deben haber dicho o dirán. En mi opinión un valiente a decir basta. Hay que tener cojones para tomar una decisión de ese tipo. Hoy sé que yo no podría suicidarme, soy muy cobarde para tal acto de valentía, además creo que hay cosas por las que aún vale la pena vivir... en fin, vamos a lo que nos convoca. 

El tipo este, dejó la siguiente publicación en su blog y, a medida que leía  pensé, en varios párrafos, que me sentía demasiado identificada. 

Aquí algunas de ellas y mis comentarios:

"Desde que tengo noción de mi mismo he intentado estar en calma conmigo...  y dejar que esos tormentosos pensamientos que abundan dentro de mi cráneo constantemente. Pero ya después de años uno se aburre de estar siempre peleando contra uno.  Y no quiero seguir viviendo asi."    Desde que recuerdo vivo cuestionándome mi vida, mi ser, mi existir, mi pensar, mi actuar, el  sentirme ajena al resto del mundo, el sentirme ajena a mi propia familia, extraña en mi mundo. A la edad que mis amigas jugaban con muñecas yo me cuestionaba la vida misma, por qué yo soy yo, por qué en este mundo, por qué en esta vida, por qué pasó y por qué no. 
Es involuntario, va más allá de lo que yo pueda intentar hacer,  es como si la mente tuviese vida propia y no respondiese al cuerpo ni a mis intenciones. Un poco extraña la idea ya que todo pensamiento e intención sale del cerebro, pero creo darme a entender en lo que explico.

"Pero a pesar de que tengo todo para estar tranquilo, mi cabeza rota no me lo permite. Vivo angustiado de lo que sucedió, de lo que sucederá, vivo momentos de soledad y desesperación que duelen y arrugan tanto el alma que llega un punto en donde piensas. ¿Valdrá la pena seguir peleando día a día contra mi cabeza inútil?." Tal cual...

"Hay personas que les cuesta vivir. Yo soy de esas... Y vivir así es una tortura. Y todo por mi mente rota. Y vivir esperando e intentado que quizás algún día vaya a cambiar quizás si es que…. me aburrió. Llevo así casi toda mi vida. Y no quiero seguir viviendo con este tormento." Yo aún tengo la esperanza de que pueda cambiar...

"Pero el dolor es muy muy profundo, es un dolor que no soy capaz de comprender, es como si sólo el hecho de existir doliese. Siempre ha estado ahí. Además no he logrado sobrellevar una constante sensación de falta de sentido. Una sensación de constante vacío, de constante dolor del alma, y persistente, y que por más pastillas que use, por mas psicólogos a los que vaya, esta ahí, quizás menos escondido, pero ahí esta, y sigue ahí, siempre". La "falta de sentido".... a estas alturas del blog  casi lloro. jejeje.. no broma. No lloro, pero me interpretan muchas de sus frases.  

A estas alturas creo tenerlo un poco más  manejado o quizás es solo parte de las circunstancias que vivo en este momento. Sin embargo (y como muy bien lo comenta Pablo) "siempre está ahí", dando vueltas, rondando. Es un acontecimiento u otro el que desencadena todo... y pasa... y luego otro acontecimiento... y sigue... 

La diferencia? es que yo decidí seguir adelante, a veces con el sin sentido, a veces con  la pena, a veces con el dolor, solo sigo y veo cómo la vida pasa. Tengo la esperanza de qué en algún momento será "mi momento".

Les dejo el link original:

jueves, 26 de septiembre de 2013

Buen papá? Mal papá?

En conversaciones varias, a esta edad, es común que salga el tema de los hijos.
Hoy, conversando de un tema "x" me preguntaron si el papá de la Anto era "buen papá". 
Dicen por ahí que no se responde una pregunta con otra, pero no pude evitarlo y pregunté  ¿Qué es para ti ser buen papá?
Y claro porque, finalmente ¿quién o qué define si Fulano o Mengano es mal  padre?, ¿quién o qué determina cómo debe ser uno bueno? 
"Científicamente" no sé del tema. No lo he googleado ni he leído libros o reportajes al respecto. Créanlo. 
Yo soy mamá y de eso si he leído y harto. 

Siempre que me preguntan por mi viejo yo digo que empecé a conocer a mi papá solo después que mis padres se separaron, a mis 20 años y llegué a saber quién era de verdad este hombre después de los 30. Antes de eso, aún viviendo con él,  teníamos poco contacto. 
Él, para mí, era como un ogro, un señor enojón, ultra estricto, el que ponía las reglas y al que había que tenerle susto por que retaba, hablaba golpeado y pegaba... fuerte.  Admito que a mí me cacheteó solo una vez, cuando yo tenía como 15, pero otros no tuvieron la misma "suerte". 
Mi viejo trabajó independiente toda su vida, era normal verlo en la casa  cuando no tenía "pololitos" varios. En la casa arreglaba una cosa y otra, compraba esto, lo otro y lo revendía. Cuando se ponía feo el panorama lo ayudábamos a pelar cables (léase literal) para ir a vender el cobre y tener "pa' parar la olla". Y así...  Yo miraba y obedecía.
De una u otra manera (y hasta hoy en día no entiendo muy bien cómo si el cobre se lo pagaban a un precio insignificante) se las arreglaba para que no faltara lo esencial para sus hijos: casa, comida, educación, vacaciones. 
Como fuera, en cualquier época, nuestras conversaciones no eran nada profundas ni trascendentales, "chao papá" al salir y "hola papá" al llegar. No recuerdo haber tenido grandes conversaciones con él. No recuerdo que se haya sentado conmigo a estudiar alguna vez o que tuviese muy claro el nombre de mi cantante favorito o si prefería jugar a cantar que hacer deporte... ir a buscarme  a una fiesta? jamás!.
Una vez, saliendo él a una reunión de mi curso, se devolvió a preguntarme en qué curso iba y, cómo quedó medio sorprendido con la respuesta, me preguntó qué edad tenía... yo, su hija. 
Nunca supo a qué edad fumé o besé por primera vez, cómo me sentía, si tenía pena o rabia, si me parecía o no lo que fuera, si creía en los marcianos o, por último, en el Viejo Pascuero o en Dios.

Definitivamente no era un "papá cercano", nada, niet, cero. El trabajaba, eso sí, trabajaba y mucho, como muchos hoy en día.

Después de los 30 y con harto ir y venir, empecé a "cachar" de verdad quién era este viejo. Por qué fue así y qué lo cambió. Mi viejo es un hombre orgulloso (aunque él porfíe que no hasta hoy en día), tozudo, porfiado, llevado de sus ideas, medio cuenta cuentos, soñador, corto de genio, gritón, un hombre que no da su brazo a torcer si se le metió una idea en la cabeza, pero que si le demuestras con hechos que está equivocado te puede dar la razón. Mi viejo es un hombre con el que puedes contar, es cariñoso, alegre, luchador, apoyador, muy trabajador. Un hombre que se ve super duro y fuerte,  pero que necesita contención, un abrazo y un cariño más a menudo de lo que uno piensa.  Amador de un atardecer, de una flor y de la sonrisa de un bebé, pero por sobre todo de sus hijos y de sus nietos.  

Hoy en día puedo decir que yo a mi viejo lo amo y que si peleamos y discutimos todo lo que peleamos y discutimos después de mis 20 es porque mi carácter es igualito al de él y polos iguales se repelen.

Con todo esto no me siento apta para decir si el fue buen o mal papá cuando yo era chica y hasta mi adolescencia. Ni siquiera sé si extrañaba a mi papá en esos años. 
De lo único que tengo certeza absoluta es de que  mi viejo hizo todo lo mejor que pudo o lo que él creyó que era lo mejor, en cada momento y situación que se presentaba. 

Cuando hoy en día me preguntan si el papá de mi hija es buen papá, solo espero que él esté haciendo su mejor esfuerzo para que su hija, cuando sea grande, ame a su padre como yo amo al mío.

He dicho.



miércoles, 22 de mayo de 2013

Aires de cambio...

Después de harto luchar para no perderlo... lo pierdo. Y no hablo de un hombre, hablo de un lugar donde vivir el que, se supone, sería para toda la vida... pues no, no lo era.

Dadas las malas maniobras de mi ex y dejar de pagar dividendo hace ya mucho rato, el depto se remata.
No sé si valga la pena contar acá  o ahora la cantidad de maniobras que hice para salvarlo... a pesar de todas ellas, el depto se remata. La cantidad de plata que se debe me alcanza para costear la carrera universitaria de mi hija y hasta alguno de mis sobrinos, quizás.

El tema acá no es perder el departamento, este enorme departamento de casi 85mt2 que ya no se encuentran en Stgo Centro, el tema acá no es ver cómo demonios cuadramos el presupuesto mensual para arrendar "algo" .El tema acá es cómo la irresponsabilidad, sinvergüenzura y desfachatez de algunos conlleva daños colaterales tan fuertes como dejar sin casa a la propia hija ... y no inmutarse. 

Hice todo lo que estaba a mi alcance y quizás por eso me voy medianamente tranquila y digo medianamente porque le tengo cariño a estas 4 paredes.
Fueron la ilusión de una parte de mi vida, 8 meses de embarazo tenía cuando lo compramos. Acá llegó la Anto recién nacida, acá aprendió a caminar, acá pasó todos sus post operatorios, acá sus primeros cumpleaños... y lo que más parte mi corazón... ella ama "su casita", como le llama.

Solo espero que los aires de cambio solo traigan cosas mejores para nosotras. Solo espero poder solventar todo lo que se viene y que el de arriba se encargue del resto.



Amén!


lunes, 11 de febrero de 2013

¿Cuál será la explicación?

¿Por qué será que uno se siente tan aliviado después de llorar una pena?
La pena no ha pasado, sigue igual, ahí está... ni mejor ni peor. Sin embargo hay un cierto extraño alivio después de derramar una... o, más bien,  varias lágrimas. 
Parece que mientras más duela el llanto, mientras más profundo sea, mientras más desgarro te produzca... más aliviado te sientes después.

Me encantaría saber la explicación científica y con seguridad que si la "gugleo" la encuentro. Pero no tengo ganas. Lo que tengo es pena y la pena me da para escribir, pero no para ponerme a guglear y buscarle explicaciones científicas a cosas que, en realidad, no tengo ganas de entender en este minuto. 
Ni siquiera tengo ganas de buscar una foto para ponerle a este post... 



sábado, 9 de febrero de 2013

Libros en el Barrio San Diego


Por alguna razón el barrio San Diego me recuerda a mi mamá. San Diego es casi sinónimo de libros y no hay como hablar de libros, lectura, letras sin pensar en mi vieja.

De chica recuerdo tan bien a mi madre buscando mis libros escolares y los de mis hermanos en este barrio, mañanas enteras con ese olor a hoja de papel roneo metido en las narices.
A la entrada de Alameda había una enorme librería (o quizás no tan enorme, pero a mí si me parecía), con sus libros apilados uno sobre otro. Recuerdo haberle preguntado al dueño cuántos había leído ya que para mí eran millones - "casi todos",  me respondió. Ese señor debe haber sido uno de los primeros hombres a los que admiré, aunque casi con seguridad me estaba mintiendo. 


En ese tiempo todo servía, incluso las fotocopias. Los libros usados eran el boom y si los encontrabas escritos a lápiz grafito eran un tesoro. 


Si, claro, recuerdo haberme gastado una goma de miga en borrar algún texto para re-usarlo y tengo el recuerdo vivo de ver a algunas de mis compañeras con libros nuevos, "de paquete" y pensar "guau... ella tiene plata, lo pudo comprar nuevo"... jajjaja... No se por qué hacía es asociación. Pero era obvio, nuevos era mucho para mi familia, a nosotros no nos alcanzaba para eso. (Misma idea que se me venía a la cabeza cada vez que veía a "x" compañera que llevaba todos los días una marraqueta con una gruesa tajada de queso amarillo...guaaaauuu.. Eso para mi era un sueño casi inalcanzable,  ¡todos los días?!! 

Mi vieja no solo buscaba nuestros libros, también los nuevos títulos que ella agregaría a su ya, larga lista de lecturas. Le encantaba leer, aún le encanta, se devoraba los libros con pasión y lo sigue haciendo. Si hay una mujer a la que le gusta leer en esta vida es a ella. Claramente mi gusto por la lectura viene de ahí y de verla tan embobada en esas hojas. Yo la miraba leer y moría de  curiosidad por saber el secreto que ella sabía... ¡y yo no!.

Ahora reflexiono y me doy cuenta que no debo extrañarme cuando veo a mi hija embobada en sus lecturas. Le encantan los libros, los cuentos, las historias.  Lo lleva en los genes, en su propia historia. ¡Claro que le gustan! si le gustan a su madre, a su abuela y quién sabe si a la madre de su abuela, eso no lo sé con certeza.


Yo, la apaño. Me gusta comprarle cuentos y mini libros  con historias diferentes y leérselos, poner voces para diferenciar a los personajes y no, no me estoy contradiciendo, los cuentos que detesto leerle son los archi repetidos cuentos clásicos (Caperucita Roja, Blancanieves, Cenicienta y varios, varios otros).

Mis adquisiciones para ella esta vez fueron: Papelucho y El Principito. El último llevaba rato buscándolo, claro está en todas partes, pero no en el formato que yo quería.

...Cosa extraña...  no recuerdo que mi mamá me haya leído cuentos de pequeña o quizás sí lo hizo, pero en este momento no lo recuerdo. 

Si, me encantan los libros, me gusta leer y quisiera tener tiempo suficiente para leer todos los que tengo en mente.  La lectura me transporta, debe ser uno de los pocos momentos en que mi único objetivo es leer, no pienso más allá que en lo que el autor me dice. Mi mente descansa de tanto que hay que pensar y creo que eso es lo que  agradezco con el alma. Así como agradezco el gusto que mi madre me dejó por la lectura.