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jueves, 26 de septiembre de 2013

Buen papá? Mal papá?

En conversaciones varias, a esta edad, es común que salga el tema de los hijos.
Hoy, conversando de un tema "x" me preguntaron si el papá de la Anto era "buen papá". 
Dicen por ahí que no se responde una pregunta con otra, pero no pude evitarlo y pregunté  ¿Qué es para ti ser buen papá?
Y claro porque, finalmente ¿quién o qué define si Fulano o Mengano es mal  padre?, ¿quién o qué determina cómo debe ser uno bueno? 
"Científicamente" no sé del tema. No lo he googleado ni he leído libros o reportajes al respecto. Créanlo. 
Yo soy mamá y de eso si he leído y harto. 

Siempre que me preguntan por mi viejo yo digo que empecé a conocer a mi papá solo después que mis padres se separaron, a mis 20 años y llegué a saber quién era de verdad este hombre después de los 30. Antes de eso, aún viviendo con él,  teníamos poco contacto. 
Él, para mí, era como un ogro, un señor enojón, ultra estricto, el que ponía las reglas y al que había que tenerle susto por que retaba, hablaba golpeado y pegaba... fuerte.  Admito que a mí me cacheteó solo una vez, cuando yo tenía como 15, pero otros no tuvieron la misma "suerte". 
Mi viejo trabajó independiente toda su vida, era normal verlo en la casa  cuando no tenía "pololitos" varios. En la casa arreglaba una cosa y otra, compraba esto, lo otro y lo revendía. Cuando se ponía feo el panorama lo ayudábamos a pelar cables (léase literal) para ir a vender el cobre y tener "pa' parar la olla". Y así...  Yo miraba y obedecía.
De una u otra manera (y hasta hoy en día no entiendo muy bien cómo si el cobre se lo pagaban a un precio insignificante) se las arreglaba para que no faltara lo esencial para sus hijos: casa, comida, educación, vacaciones. 
Como fuera, en cualquier época, nuestras conversaciones no eran nada profundas ni trascendentales, "chao papá" al salir y "hola papá" al llegar. No recuerdo haber tenido grandes conversaciones con él. No recuerdo que se haya sentado conmigo a estudiar alguna vez o que tuviese muy claro el nombre de mi cantante favorito o si prefería jugar a cantar que hacer deporte... ir a buscarme  a una fiesta? jamás!.
Una vez, saliendo él a una reunión de mi curso, se devolvió a preguntarme en qué curso iba y, cómo quedó medio sorprendido con la respuesta, me preguntó qué edad tenía... yo, su hija. 
Nunca supo a qué edad fumé o besé por primera vez, cómo me sentía, si tenía pena o rabia, si me parecía o no lo que fuera, si creía en los marcianos o, por último, en el Viejo Pascuero o en Dios.

Definitivamente no era un "papá cercano", nada, niet, cero. El trabajaba, eso sí, trabajaba y mucho, como muchos hoy en día.

Después de los 30 y con harto ir y venir, empecé a "cachar" de verdad quién era este viejo. Por qué fue así y qué lo cambió. Mi viejo es un hombre orgulloso (aunque él porfíe que no hasta hoy en día), tozudo, porfiado, llevado de sus ideas, medio cuenta cuentos, soñador, corto de genio, gritón, un hombre que no da su brazo a torcer si se le metió una idea en la cabeza, pero que si le demuestras con hechos que está equivocado te puede dar la razón. Mi viejo es un hombre con el que puedes contar, es cariñoso, alegre, luchador, apoyador, muy trabajador. Un hombre que se ve super duro y fuerte,  pero que necesita contención, un abrazo y un cariño más a menudo de lo que uno piensa.  Amador de un atardecer, de una flor y de la sonrisa de un bebé, pero por sobre todo de sus hijos y de sus nietos.  

Hoy en día puedo decir que yo a mi viejo lo amo y que si peleamos y discutimos todo lo que peleamos y discutimos después de mis 20 es porque mi carácter es igualito al de él y polos iguales se repelen.

Con todo esto no me siento apta para decir si el fue buen o mal papá cuando yo era chica y hasta mi adolescencia. Ni siquiera sé si extrañaba a mi papá en esos años. 
De lo único que tengo certeza absoluta es de que  mi viejo hizo todo lo mejor que pudo o lo que él creyó que era lo mejor, en cada momento y situación que se presentaba. 

Cuando hoy en día me preguntan si el papá de mi hija es buen papá, solo espero que él esté haciendo su mejor esfuerzo para que su hija, cuando sea grande, ame a su padre como yo amo al mío.

He dicho.