Conversaba con mi hija, anoche, sobre una penita que pasó con una compañera de curso. Como dos mujeres grandes, ella sentada en una silla al lado mío, me exponía lo que había sucedido y cómo se había sentido. Sentimental como es, tenía una profunda pena y lloraba desconsolada. :(
Después de un largo rato conversando y dándole mi punto de vista, intentando darle una solución o un consejo y una idea de cómo proceder (de paso intentando consolarla), se acunó en mi regazo y, mientras lo hacía y ya más tranquila, me dice: "mamá, me haces bien".
Quizás no fue mucho, pero fue el "mamá, me haces bien" más dulce de la vida, manjar de los Dioses a los oídos de una madre.
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