Les dejo esta historia que a mí, en especial, me encanta. Tan cierto, tan real, tan palpable. Todo momento en la vida pasa. No desesperar es la consigna!
- Me estoy fabricando un precioso anillo de oro con un gran diamante. Abajo
del diamante, quiero guardar algún mensaje que me ayudará a mi y a todo hombre
en los momentos difíciles de la vida. Obviamente, tiene que ser un mensaje
pequeño para que quepa en el anillo.
Todos esos sabios eran grandes eruditos. Podrían haber escrito grandes
tratados sobre cualquier tema. Así que pusieron sus mentes a trabajar.
Durante un año, pensaban y debatían. Buscaban en todos sus libros.
Consultaron a otros sabios en países lejanos. Pero no podían encontrar nada. Y
tuvieron que reportar su falla al rey.
Cuando reportaban esto, estaba presente un anciano sirviente de la familia
real, conocido por su devoción al misticismo. Éste intervino diciendo:
- Oh, Majestad, No tengo estudios, no soy un erudito, ni un académico. Pero
creo tener lo que le servirá. Y el anciano místico escribió algo en un diminuto
papel, lo dobló y se lo dio al rey, diciendo:
- Pero no lo leas ahora. Mantenlo escondido en el anillo. Ábrelo sólo cuando
todo lo demás haya fracasado, cuando no encuentres salida a la situación.
Ese momento no tardó en llegar. El país fue invadido y el rey perdió el
reino. Estaba huyendo en su caballo para salvar la vida y sus enemigos lo
perseguían. Eran pocos sus seguidores y los perseguidores eran numerosos. Se
sentía desesperado y al punto de rendirse.
De repente, se acordó del anillo. Sacó el papel y allí encontró su pequeño
mensaje, lo que decía simplemente
"Esto también pasará"
Aquellas palabras le resultaron milagrosas. Le inspiraron nueva fe y coraje.
Redobló sus esfuerzos y escapó. Al fin de un año, logró reunir a sus ejércitos y
reconquistó el reino.
Y el día que entraba de nuevo victorioso en la capital, hubo una gran
celebración en el palacio con música, bailes, comida, etc. El Rey presidía las
festividades desde su trono, sintiéndose muy orgulloso de sí mismo.
El anciano místico se acercó y le dijo:
- Este momento también es adecuado: vuelve a mirar el mensaje.
- ¿Qué quieres decir? -preguntó el rey-. Ahora estoy victorioso; la gente
celebra mi regreso; no estoy desesperado; no me encuentro en una situación sin
salida.
El anciano respondió:
- Ese mensaje no es sólo para situaciones desesperadas; también es para situaciones placenteras. No es sólo para cuando estás derrotado; también es para cuando te sientes victorioso.
- Ese mensaje no es sólo para situaciones desesperadas; también es para situaciones placenteras. No es sólo para cuando estás derrotado; también es para cuando te sientes victorioso.
El rey abrió el anillo y leyó el mensaje:
"Esto también pasará"
"Esto también pasará"
El anciano le dijo:
- TODO PASA. Ninguna cosa y ninguna emoción son
permanentes. Todo viene y va como el día y la noche. Habrá momentos de alegría y
momentos de tristeza. Acéptalos como parte de la dualidad de la vida; es la
naturaleza misma de la existencia.